Movimiento, Juego y Psicomotricidad en la Infancia:
El desarrollo global del niño, se da a través de su cuerpo en movimiento en relación con los objetos, espacio, con los otros y consigo mismo. Todo movimiento va unido a sensaciones y percepciones.
No soy Psicomotricista, pero como Psicología especialista en infancia, en muchos de los estudios complementarios que he realizado, he tenido la gran suerte de aprender de muchos psicomotricistas relacionales que me han enseñado mucho.
El movimiento, desde la motricidad fetal hasta la madurez plena, pasando por el movimiento del parto y por todas las evoluciones, siempre se proyecta frente a la satisfacción de una necesidad.
En el niño las estructuras que conforman su personalidad se presentan íntimamente unidas, de manera que cuando realiza cualquier acción, lo sensoriomotriz, lo emocional y lo cognitivo actúan unidos.
La psicomotricidad relacional es la metodología que ofrece al niño la posibilidad de expresarse con todo lo que es, tanto en lo físico como psíquicamente. Ofrecer a los niños y niñas la oportunidad, desde su lenguaje natural que es el juego, poder expresar qué es y qué necesita, con adultos que sepan recoger esa expresión, comprenderla y colaborar para que el niño o niña cree su propio recorrido.
El movimiento de un niño siempre tiene una dirección y un hilo interno, acompañar y apoyar sus necesidades personales, con la mínima intervención, hasta dónde necesitan llegar, sin dirigir a los niños y niñas hacia otro punto, sin sacarles de su propio hilo, favoreciendo lo que necesitan en cada momento.
Aunque ellos no tengan ninguna consciencia, sus necesidades están ahí y por eso deben poder expresar todo su mundo emocional, porque al fin y al cabo los niños son emociones, poder ofrecerles un espacio donde todas esas emociones puedan tener una vía de expresión es muy importante.
Ideas Claves:
- La emoción mueve nuestro cuerpo para alcanzar nuestra necesidad. El Juego es el lenguaje del niño porque son pura emoción sin control, expresa lo que siente, quien es y en la medida que respondamos a esa necesidad le facilitaremos expresar lo que él es y por lo tanto conocerse y avanzar en su desarrollo.
- Cuanto menos palabras, más escucha. Esto es una tendencia muy extendida en las familias. Tratamos de explicar demasiado cuando su idioma principal es su cuerpo y su movimiento.La infancia entienden y captan mejor la expresión facial o corporal que las palabras.
- Dar espacio a todo lo que siente, dejar que se reconozca (incluida la agresividad), si le negamos una emoción, no le permitimos modularla.
- Desde el vínculo podemos enriquecer, acoger y ayudar a conocerse.
En la mayoría de los hogares muchas veces no podemos facilitar todo el material ni el espacio necesario para cubrir sus necesidades, pero si tratamos de observar cómo se expresa a través de sus movimientos o juegos, podremos anticiparnos para facilitar materiales o espacios seguros donde pueda canalizar sus emociones.
Importante:

- Nuestra disponibilidad: En muchas ocasiones el niño quiere que nosotros seamos un medio para su necesidad, incluso que tengamos un rol y para eso hay que estar disponibles. El niño sabe esperar pero tienen que tener clarísimo que nuestro acceso es total.
- No dirigir su juego: Intentar no dirigir su juego porque sino su necesidad ya no estará cubierta. Si es juego simbólico preguntarle quienes somos, que hacemos o decimos, que nos indique lo máximo posible nuestro rol, sin abrumarle, si vemos que es reticente en principio podemos ir poco a poco dejando que vaya cogiendo confianza en las decisiones.
- Nuestro cuerpo, el tono en el que hablamos, la mirada...... no digo que estemos controlando todo en todo momento, sería de locos, pero sí que tomemos consciencia de ello y vayamos modulando para adaptarnos y ofrecer seguridad y calma.
- Ofrecer y tener disponible materiales para canalizar su emoción, ya que en los materiales proyectan, pueden ser intermediarios de una comunicación o ser cualquier cosa en el juego simbólico. Cuanto más inconcreto mejor par que pueda proyectar cualquier cosa. Un ejemplo claro y que en general preocupa mucho porque no está bien visto es cuando muerde o pega, es una emoción más, que está sacando, si tenemos la ocasión de proporcionarle un material que pueda pegar, tirar o morder sin lastimar, quizás lo utilice y proyecte su malestar.
- Observar sus juegos con atención y nos dejamos llevar, podremos "escuchar" y entender que necesita, cual es su emoción y ayudarle a identificarla.
- Seguridad: Dependiendo que emoción quiera sacar, tenemos que adaptar, canalizando y proporcionando materiales y un entorno seguro.
LA AGRESIVIDAD: Es un tema que muchas familias preguntan y que hablaré con más profundidad, pero la rabia es una emoción tan importante y valida como cualquier otra, en la mayoría de los casos nos han educado inhibiéndola porque está mal vista, pero si contemplamos el panorama social con los adultos parece que el panorama es bien distinto. Porque la rabia tiene que salir y si no sale adecuadamente interferirá en muchos procesos.
La agresividad es fuerza de vida, la rabia ocupa un lugar fundamental, hay que buscar la manera que salga su agresividad y su frustración a través del juego, puede ser tirando con fuerza algo blandito, jugar a peleas, buscando personajes agresivos (leones, lobos feroces…) atender a su necesidad proporcionándole la mayor seguridad. El juego en cada momento evolutivo tiene su recurso y su necesidad. Permitir y contener lo que expresa.
"El juego en si mismo es una terapia" Winnicot
Si tenéis cualquier duda o consulta puedes contactar conmigo.